El presentador y documentalista inglés Michael Palin reveló que lo detuvieron brevemente junto a su equipo de producción en Venezuela mientras intentaba grabar la estatua de Hugo Chávez en Sabaneta como parte de su nuevo documental.
Palin contó que en cuestión de minutos, milicianos con rifles M16 les confiscaron sus cámaras y pasaportes. Además, la situación se alargó por siete horas en las que estuvieron detenidos por los uniformados.
“Se volvió un poco ridículo; incluso revisaron nuestra ropa”, dijo Michael de 82 años, a The Telegraph quien aseguró que ya está un poco viejo para que le pongan un arma en la cara. No obstante, luego de la larga espera aseguró que el clima cambió por completo.
“Al final, nos llevaron a un restaurante para que pudiéramos comer algo. Y entonces uno de los guardias buscó en su teléfono quién era yo. Encontró el sketch del pez abofeteando de Monty Python. Le pareció divertidísimo. De repente, toda la agresividad se desvaneció. Querían fotos, autógrafos, de todo”, recordó.
Sin embargo, a pesar de haber tenido esta mala experiencia, aseguró que su viaje a Venezuela no se limitó al tema político. Su objetivo era descubrir cómo vive la gente en países donde «han ocurrido cosas terribles».
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Entre sus experiencias, comió gusanos cocidos con miembros de la tribu indígena pemón, ayudó a activistas de la vida silvestre a liberar anacondas y visitó una hilera de hoteles ostentosos construidos en una zona ambientalmente sensible por personas que, según él, son allegados del gobierno. «Los edificios están inquietantemente vacíos debido a la crisis turística internacional del país», comentó en entrevista al medio The Telegraph.
PALIN SOBRE VENEZUELA
De igual forma, documentó otros aspectos del país. «Un estudiante nos mostró una aplicación para fisgones que Maduro ha lanzado, con la que se anima al público a denunciar a los vecinos que dicen algo fuera de lugar».
«Como era de esperar, no mucha gente que conocimos estaba dispuesta a criticar a Maduro públicamente. Sin embargo, también es Latinoamérica, así que todos sonríen y bailan: les encanta la comida y la música», añadió.
De igual forma, emitió su propia opinión con respecto a Nicolás Maduro. «Maduro gobierna con un carisma artificial. Presenta un programa de televisión semanal, al igual que su predecesor, y tiene un álter ego peculiar y kitsch: un cruzado encapuchado de dibujos animados que aparece en tiras cómicas con el puño de hierro en alto a modo de saludo», comentó.
«La gente se deja engañar por lo que cree que es su personalidad, y no se da cuenta de que sus libertades civiles están siendo arrebatadas poco a poco», sostuvo.
Para finalizar, consideró que Nicolás Maduro tiene muchas cosas en común con el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. «Obviamente, la política es diferente, pero en cada caso es: ‘¡Mírenme! ¡Soy el único que puede resolver sus problemas!’. Por ejemplo, nunca se ve a estos hombres con asesores», concluyó.