Las autoridades ecuatorianas siguen avanzando en las investigaciones sobre el magnicidio de Fernando Villavicencio, candidato presidencial que fue acribillado hace dos años, y Rafael Correa, exmandatario de ese país, surgió como uno de los sospechosos del crimen.
La fiscal Ana Hidalgo presentó el miércoles varias evidencias sobre el crimen. Durante su alocución, reveló detalles sobre las declaraciones que brindó uno de los sicarios que estuvo involucrado en el magnicidio de Villavicencio.
Este criminal resultó detenido poco después del crimen, pero fue asesinado en una cárcel ecuatoriana en octubre de 2023. Sin embargo, antes de su muerte, fue interrogado con un agente del Buró Federal de Investigaciones (FBI) de Estados Unidos.
De acuerdo a la fiscal, el sicario aseguró que «el trabajo (magnicidio de Villavicencio) fue para el señor de arriba». Al ser consultado por el investigador estadounidense, el criminal aclaró que se refería Rafael Correa, presidente de Ecuador entre 2007 y 2017.

Hidalgo también recordó el testimonio de un testigo protegido que, en su momento, aseguró que el magnicidio «valía 200.000 dólares y lo hizo el Gobierno de Correa».
INVESTIGACIÓN DEL MAGNICIDIO
La fiscal aclaró que está información fue usada en el juicio contra los autores del magnicidio, puesto que el testigo había muerto. Sin embargo, trascendió en el marco de la investigación sobre los autores intelectuales del crimen.
En el marco de la misma investigación, la justicia identificó a dos personas cercanas a Correa. Se trata del exdiputado Ronny Aleaga, quien se encontraría en Venezuela y tiene una orden de captura, y el exministro, José Serrano.
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Villavicencio se desempeñó como diputado entre 2021 y 2023, cargo que dejó para buscar la presidencia de Ecuador. Antes del magnicidio, denunció una serie de amenazas en su contra y su equipo de trabajo.