El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés) reactivó un polémico contrato con la empresa israelí Paragon Solutions, permitiéndole utilizar el software espía Graphite, una herramienta de vigilancia digital capaz de intervenir teléfonos móviles y acceder a aplicaciones cifradas como WhatsApp y Signal.
De acuerdo con la información detallada por The Guardian, esta decisión, autorizada por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) para ICE, marca un giro en la política tecnológica del gobierno estadounidense, que anteriormente había suspendido el acuerdo bajo la administración de Joe Biden.
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Graphite, considerado uno de los sistemas de espionaje más avanzados del mundo, permite rastrear ubicaciones, extraer archivos, acceder a imágenes y activar el micrófono de los dispositivos de forma remota.
Su capacidad para vulnerar incluso las aplicaciones con cifrado de extremo a extremo ha generado preocupación entre defensores de derechos civiles. Advierten que su uso podría poner en riesgo las libertades individuales y abrir la puerta a abusos institucionales.
La reactivación del contrato, valorado en dos millones de dólares, se produce en el contexto de una intensificación de las políticas migratorias bajo la administración del presidente de EEUU, Donald Trump. El republicano ha prometido ejecutar la mayor deportación masiva en la historia del país, pero también salvaguardar la seguridad nacional.
¿POR QUÉ SERÍA CONTRAPRODUCENTE?
Expertos como John Scott-Railton, investigador principal del Citizen Lab de la Universidad de Toronto, han cuestionado la legitimidad del uso de este tipo tecnologías. “Mientras el mismo software mercenario se venda a varios gobiernos, será un riesgo contrainteligencia inherente”, explicó.
“Todos esos gobiernos sabrán ahora cuál es la herramienta secreta de vigilancia digital que utiliza Estados Unidos. Y podrán saber cómo detectarla o rastrear su uso”, sostuvo.
Scott-Railton advirtió a través del mismo medio de comunicación que “estas herramientas se crearon pensando en dictaduras. No en sociedades civiles construidas sobre la libertad y la protección de derechos individuales”.
ICE y Paragon Solutions han evitado emitir declaraciones públicas. Mientras, el debate sobre el empleo de spyware extranjero en agencias estadounidenses se intensifica.